Silke Ernst
«Dentro de 20 años estarás más decepcionado por las cosas que no hiciste que por las que hiciste. Así que suelta amarras, navega lejos de puertos seguros, coge los vientos alisios. Explora. Sueña. Descubre.»
Mark Twain
¡Soltad amarras, izad la mayor! Rumbo a lo desconocido
Deseo darle un nuevo aire a mi vida.
Exploro nuevos campos de actividad. Actividades remuneradas, caritativas o retribuidas, acordes con mis aptitudes, valores y apetencias.
Mi aspiración: poder saltar felizmente fuera de la cama cada mañana.
¿Se ajusta mi perfil a lo que buscas?
Silke Ernst
Navega un poquito más en mi vida...
La cita de Mark Twain estuvo pegada en mi nevera hace 20 años. Recientemente volví a acordarme de ella. ¿Sabías que usaba un seudónimo? Derivado de «Mark two», significa «Marca dos»- la medida de profundidad utilizada por los barcos del río Mississippi, donde una vez él fue piloto… Pero ahora volvamos a poner el rumba a mí:
A menudo abandoné la seguridad del puerto para enfrentarme a nuevos desafíos. Intercambié la vida en el campo en una pequeña granja por una vida a bordo de un velero. De un trabajo de oficina pasé al de «nómada digital» navegando por la costa del Mediterráneo.
Las tormentas y tempestades experimentadas me enseñaron a no rendirme, a adaptarme a las situaciones difíciles, simplemente respirarando hondo y dejando derivar mi barco. Luego, pensando con calma, guiada por mi instinto y el sentido común, imaginé soluciones que, habitualmente, me llevaron a puerto seguro. Por ello soy fiel a la cita:
«No puedo cambiar la dirección del viento, pero sí ajustar mis velas para llegar siempre a mi destino»
Entonces, con positividad y curiosidad me fijo en el viento: ¿Lo hace con fuerza o se trata de una suave brisa?
Navego por la vida con alegría, conversando con las gaviotas y riéndome con los delfines. Obeservo las innumerables olas: altas, pequeñas, azules, blancas, que rompen, con o sin espuma, … aprendo de ellas con entusiasmo algo nuevo siempre.
Pero lo que más me agrada es cruzar la estela de otras vidas, de mujeres, de hombres y niños, de rostros dispares con sus historias saladas y variopintas.
Les estoy muy agradecida por la confianza depositada en mí, por su tiempo, por la compañía, el intercambio sincero, la simpatia.
Adaptándome a sus necesidades, les aporto mi ayuda, encuentro soluciones a sus problemas, les animo, les provoco una sonrisa en los labios.
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